SAN DIEGO - La contaminación del río Tijuana llega al aire y disminuye su calidad llegando hasta el norte de La Jolla, según un estudio publicado el miércoles por investigadores de la Universidad de California en San Diego.
El autor principal del trabajo, Adam Cooper, recogió muestras del aire y el agua en varios puntos de la costa del condado de San Diego, incluida la frontera entre EE.UU. y México, Imperial Beach y el Instituto Scripps de Oceanografía en La Jolla. El estudio se publicó en la edición del miércoles de Science Advances.
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MIRA AQUÍ GRATIS Cooper se graduó en la UCSD la pasada primavera con un doctorado en Química. Recogió las muestras en 2020 como parte de un estudio de campo con el laboratorio de la profesora de Química Atmosférica Kimberly Prather.
Aunque las muestras ya tienen varios años, los autores del artículo dicen que los hallazgos siguen siendo relevantes porque poco ha cambiado en la forma en que se procesa la liberación de aguas residuales del río.
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SUSCRÍBETE "La región del río Tijuana es un entorno muy dinámico con implicaciones para la salud pública, la política medioambiental y las relaciones internacionales entre Estados Unidos y México", afirma Cooper. "El nuestro es uno de los estudios más completos realizados hasta la fecha para investigar la transferencia de estos contaminantes del agua al aire".
El río Tijuana, de 120 millas, fluye desde Baja California hacia Estados Unidos y vierte cada día millones de galones de aguas residuales, incluidas aguas negras, residuos industriales y vertidos en el océano Pacífico.
El estudio analizó dos aspectos de la contaminación por aguas residuales: la fuente y la concentración de contaminantes a lo largo de la costa del condado de San Diego.
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El laboratorio del profesor adjunto de Química y Bioquímica Jonathan Slade analizó las muestras recogidas buscando un compuesto que sabían que procedía de las aguas residuales: una sustancia química que se produce cuando la gente consume cocaína y la excreta en la orina.
Esta sustancia química, la benzoilecgonina o BZG, se detectó en el agua de Imperial Beach después de las lluvias y en el aire cuando el rocío del mar la aerosolizó. También se analizaron otros compuestos químicos que se comportan de forma similar en un medio fluido, como la metanfetamina; el octinoxato, un filtro UV utilizado en los protectores solares; y la dibencilamina, un compuesto utilizado en la fabricación de neumáticos.
Las concentraciones de estas sustancias químicas eran más elevadas en el propio río Tijuana y disminuían conforme se tomaban las muestras más hacia el norte.
Aunque las cantidades de algunos contaminantes, como la cocaína, eran minúsculas, otras eran más destacadas, como el octinoxato, que puede descomponerse en componentes más tóxicos.
"Se ha demostrado que el octinoxato puede degradar el ADN cuando se expone a la luz", dijo Slade. "Y si está en estos diminutos aerosoles que respiramos, puede penetrar profundamente en nuestros pulmones y pasar a nuestro torrente sanguíneo. Eso es muy preocupante, sobre todo teniendo en cuenta los altos niveles a los que lo encontramos en el aire".
La ínfima cantidad de contaminantes provocada por el aerosol puede causar problemas de salud. Muchos residentes se han quejado de enfermedades respiratorias, insomnio y dolores de cabeza, y varias playas de San Diego han estado cerradas casi continuamente durante los últimos tres años debido a los altos niveles de bacterias procedentes de la escurrimiento de aguas residuales.
"Las soluciones a la crisis de las aguas residuales transfronterizas no están limitadas por problemas técnicos", afirma Cooper. "Están limitadas por retos políticos y cuestiones normativas. Tenemos que motivar a los responsables políticos para que hagan las inversiones adecuadas".
Slade y Cooper afirmaron que la necesidad de más investigación, mejores infraestructuras y colaboración transfronteriza es imperativa para sacar conclusiones sobre los efectos perjudiciales para el medio ambiente o la salud humana.
"A menudo la crisis de las aguas residuales se considera un problema del agua -y lo es-, pero nosotros demostramos que también está en el aire. La verdad es que aún no conocemos los efectos agudos sobre la salud", afirma Slade. "Pero las cifras que comunicamos pueden incorporarse a modelos que nos ayuden a comprender mejor qué respiramos y a cuánto estamos expuestos".
Además, los autores señalaron que el impacto de los filtros solares y la degradación de los neumáticos repercutió en la calidad del aire a lo largo de la costa.
"Aunque nuestro estudio se centra en el río Tijuana, hay otras fuentes notables de aguas residuales y de corrientes contaminantes en el sur de California, como los emisarios de tratamiento de aguas residuales, el río San Diego y el río Los Ángeles", dijo Slade, quien también señaló que "la turbulencia en ríos y arroyos puede aerosolizar las aguas residuales, lo que requiere más estudios".
Cerca del 80% de las aguas residuales del mundo no se someten a tratamiento, según los autores. De la proporción que se trata, muchas plantas eliminan las bacterias, pero no los contaminantes químicos.
"El aumento mundial de aguas residuales no tratadas que llegan a lagos, ríos y océanos supone una amenaza creciente para la salud", afirmó Prather. "La aerosolización de estas aguas contaminadas expone a miles de millones de personas a través de la transmisión aérea, llegando mucho más allá de los que están en contacto directo e impactando a otros incontables que inhalan aire contaminado que puede viajar muchos kilómetros".
"Continuamos nuestros estudios en esta región para comprender mejor los efectos a corto y largo plazo sobre la salud de la inhalación de esta fuente de contaminación aérea recientemente identificada".
