
Si se encuentra en la bahía de San Diego, es posible que observe algo de color amarillo brillante flotando en el agua.
Recientemente se ha instalado en la bahía la primera boya inteligente. El objetivo es desplegar cinco de ellas en la bahía de San Diego y sus alrededores. Su trabajo consiste en recoger un flujo constante de datos para evaluar la salud de uno de los recursos naturales más valiosos de San Diego.
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Entre el transporte marítimo, el turismo, la pesca y otras industrias, la bahía genera unos $14.000 billones al año. Así que hay muchos incentivos para mantener el agua y su ecosistema sanos.
Las nuevas boyas inteligentes tienen unos metros de diámetro y las fabrica una empresa llamada Hyper Kelp. Cada boya puede funcionar por sí sola hasta un año y albergar hasta 20 sensores para medir diversos elementos por encima o por debajo del agua. Esto incluye niveles de CO2, acidez, salinidad, temperatura, calidad del aire y claridad del agua. Todos los datos se suben constantemente para ofrecer un estado de salud de la bahía en tiempo real.
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Las boyas no sólo examinan el agua, también la escuchan, y eso puede ser lo que las hace únicas.
"Podemos medir datos acústicos, es decir, la contaminación acústica submarina", explica el Dr. Graeme Rae, Director General de Hyper Kelp. "Existe cierta preocupación de que haya mucha contaminación acústica submarina que esté interfiriendo con la vida acuática marina".
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El sonido se amplifica bajo el agua, viajando más lejos y hasta cinco veces más rápido que en la superficie. Además, los estudios han demostrado que el ruido de los barcos puede solaparse con los mismos sonidos de baja frecuencia que los delfines y las ballenas utilizan para comunicarse, cazar y navegar.
"En realidad no existe ningún tipo de medición que se haya realizado durante un período constante", dijo Rae, "pero debido a que esta cosa puede funcionar durante un año, podemos obtener una línea de base realmente larga de cómo es el sonido bajo el agua, y podemos rastrearlo hasta algunos de los barcos que están llegando o posiblemente incluso aviones".
"Queremos ser proactivos como guardianes del medio ambiente y asegurarnos de que protegemos a los mamíferos marinos", afirma Jason Giffen, del puerto de San Diego. "Es importante saber cómo se comportan en y alrededor de esos sonidos".
Las boyas inteligentes son solo uno de los 10 proyectos que componen la Incubadora de la Economía Azul del Puerto de San Diego. Iniciado en 2016, el programa es una serie de proyectos de asociación con empresas que se centran en soluciones oceánicas sostenibles. Además de las boyas inteligentes, algunos de los otros proyectos incluyen un vivero flotante de mariscos, una granja submarina de algas culinarias y dispositivos portátiles para analizar la escorrentía de aguas pluviales en busca de metales pesados.
"Nos centramos en empresas de reciente creación con productos y servicios que necesitan probar sus productos en el mundo real", explica Giffen.
La idea es probar estos productos en la bahía de San Diego antes de desplegarlos en otros lugares para ayudar a resolver los problemas oceánicos de toda California y posiblemente del mundo.
"En estos momentos, la bahía de San Diego se encuentra en su estado más saludable de los últimos 100 años", afirma Giffen.
Las boyas inteligentes y otros proyectos tratarán de mantenerla así.